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sábado, 4 de mayo de 2013

De Cali a Iquique: El recorrido en bus de un migrante colombiano rumbo a Chile


Por Wilson Charry

Son muchos los colombianos que deciden subirse a un bus y recorrer cerca de 5.000 kilómetros hasta suelos chilenos para emprender nuevos sueños y proyectos. Chile Ajeno habló con uno de ellos y nos contó su experiencia.


Cada vez es más común para los chilenos escuchar en cualquier parte del país, el acento “cantadito” de los colombianos. En los últimos años la población de ese país se ha incrementado considerablemente como lo indican las cifras del último censo, las cuales señalan que ya son 27.411 personas las que residen en Chile, superados sólo por los peruanos y los argentinos.

Algunos, deciden llegar a Chile por vía terrestre, siendo en algunas ocasiones la alternativa más económica considerando los pocos recursos con que se cuenta. Es el caso de Luis Hernando Valencia Quiroga, quien a sus 34 años decidió hacer ese recorrido para complementar sus trabajos sociales y culturales que ha venido desarrollando por muchos años en Santiago de Cali, ciudad que lo vio crecer.

“No era tanto esa ambición de trabajar construcción ni minería que es lo que se dice que da plata en Chile” nos cuenta “Pompim” como lo llaman sus amigos, enfatizando que su deseo era continuar su oficio de “Comunicador Urbano” como él lo denomina.

Según nos indica, en su ciudad corre el rumor que en Chile hay una buena oportunidad para conseguir empleo, aprovechando la favorabilidad del cambio de moneda, y hace una comparación con la España de algunos años, donde no solo colombianos sino que latinoamericanos en general emigraban para mejorar su calidad de vida.

“Se dice que hay gente que le está yendo muy bien, pero también hay gente que le está yendo muy mal porque la policía la está persiguiendo mucho en algunas ciudades por el tema de ser colombiano y los capturan y los tienen en unas condiciones no muy buenas. Esto no lo saben algunos medios y no lo divulgan porque podría no ser conveniente” Nos cuenta a través de Skype, por donde realizamos esta entrevista, notándolo consiente de la situación que viven algunos de sus compatriotas, con un poco de decepción.

A pesar de ser consiente de todo esto, decidió iniciar su larga travesía con tan solo 350 dólares en el bolsillo y con destino a la ciudad costera de Iquique, porque ahí tenía algunos amigos coterráneos que lo ayudarían inicialmente. Tomó su mochila y se despidió de su familia y su pequeño hijo quienes siempre lo apoyaron en su decisión.

Y a sí fue que recorrió el sur de su país, contemplando lo verde de sus paisajes, muy similares a los ecuatorianos por donde era obligatorio el paso. Recorrió toda la zona costera del Perú con buen asombro, distinto a la información que dice llega a Colombia por programas de televisión. Queda maravillado con lo bello del país Inca. Eran varios días de recorrido con cierto grado de ansiedad por llegar a su destino.

Como era de esperarse, no era el único colombiano con el mismo propósito: “En mi recorrido conocí cerca de treinta colombianos con los que conversábamos de los anécdotas y de lo complicado que es pasar la frontera hacia Chile”

En algunos medios de comunicación chilenos, se ha dejado en evidencia, como algunas personas han convertido los sueños de estos viajeros en una forma de ser hacer dinero. “Pompim” nos sigue relatando como fue al llegar a ciudad fronteriza de Tacna-Perú.

“Se está moviendo todo un tema de corrupción en el tema de pasar la frontera, al punto que te dicen que con 300 o 500 dólares vos podés pasar la frontera, con 200 dólares más te hacen los papeles”

¿Quiénes ofrecen ese servicio, peruanos en Tacna?

“Hay dos personas en Tacna que son las encargadas de hacer los trámites con funcionarios chilenos”

¿Cómo funciona?

“El tema es que dicen que determinados días no se puede pasar porque hay funcionarios nuevos en las casillas y de pronto sean agentes incorruptibles. Entonces hay que esperar a veces varios días que estén de turno los agentes que si lo son. Al pasar la frontera, debes cancelar el resto del dinero. Lo más barato, piden 250 dólares y va subiendo si te hacen documentos. Hay gente que lleva alojada en Tacna bastante tiempo esperando que el trámite se pueda dar.”

Nuestro viajero, al llegar a la ciudad fronteriza con Chile, decidió no tomar estos “servicios” porque como él mismo dice: “La suerte de unos, no es la misma de otros”. Fue entonces cuando decidió continuar solo, tomando un auto que lo llevaría hasta las casillas de extranjería y migración chilenas.

Después de hacer la fila, cuenta que la primera reacción del agente de la PDI al ver el pasaporte de color vino tinto que caracteriza a los colombianos, fue de prevención, como si supiera que tendría que ser mucho más riguroso con las preguntas de rutina. Si bien a los colombianos no les exigen visa de turista, a los que ingresan al país por la carretera Chacalluta, son muchos más cuestionados con las preguntas de rigor y sobre todo con el dinero que portan para su sustento en el país. Según algunas denuncias, incluso a los colombianos que ingresan a Chile por vía aérea, también los tienen “entre ceja y ceja”
Vinieron las preguntas: ¿Qué hace? ¿Por cuánto tiempo viene? ¿Qué va a hacer? ¿Cuánto dinero trae? Entre otras.

“El hecho de ser colombiano ya te “enchapa” (te estigmatiza). Creo que hay que mentirles o engañarlos para poder pasar” Nos dice después de contarnos el resultado de la conversación con el agente de las PDI, la cual fue que no podía ingresar al país.

Pompim, al escuchar el veredicto del agente, sin ninguna objeción se dedicó a decir: “ok. De todas maneras muchas gracias”. Tomó sus documentos y se dispuso a regresar, ya no con la preocupación del rechazo del país austral, sino de pensar que no tenía dinero suficiente para regresar a su tierra. Solamente le alcanzaba para pagar el trasporte de Tacna a Lima y de Lima y Tumbes (Perú)

“Llegué a Tumbes sin un peso y no me pude comunicar con unos contactos que tenía. Por tiempo, no podía cruzar la frontera con Ecuador, así que tenía que hospedar. Fue una angustia al saber que estaba solo en un país que no conozco, en una ciudad que no conocía. Tumbes es una ciudad interesante pero también tiene dificultades a nivel de seguridad”

Luego de una larga angustia, sus contactos se lograron comunicar con él, brindándole el apoyo que en ese momento necesitaba. Tanto, que logró quedarse por gusto unos días más en aquella ciudad que de cierta forma le había gustado.


“La imagen que te venden de Perú es que es un país inseguro, con malas carreteras y todo el cuento, pero es mucho más seguro que lo que se vive en el Cauca (sur de Colombia). Me sentía más seguro en el Perú que en el Cauca”

Finalmente llega de regreso a su ciudad, Santiago de Cali, con más alegría que tristeza, con más aprendizaje que otra cosa, y con la certeza que en algún momento repetirá su travesía, ya sea con destino Chile, Argentina o quizá Brasil, siempre promoviendo la cultura.

“No era tampoco la idea de estar en un país donde te juzguen como delincuente, te persigan, tener que estar pendiente que si estoy en un lugar público tengo que estar corriendo de la policía. Eso no tiene sentido. He escuchado varias historias de colombianos que están siendo perseguidos en ese sentido porque se sabe que la demanda de colombianos es mucha.”

Nunca supo la suerte de sus demás compatriotas que conoció en el camino, ya que algunos se quedaron haciendo parte como víctimas del negocio que algunos tienen en las fronteras. Algunos de esos colombianos, seguramente lograrán pasar a Chile, significando un primer paso del largo camino que les espera, pudiendo tal vez y con mucho esfuerzo, mejorar su calidad de vida. Otros pasarán la frontera pero después de un tiempo de ilegales en Chile, se darán cuenta que en algunas condiciones, ser inmigrante indocumentado no deja ser difícil en Chile, o en cualquier parte del mundo. Otros correrán la misma suerte de “Pompim” y quizá tendrán que regresar a sus ciudades de origen con más deudas que al principio.

El protagonista de esta historia seguirá viviendo en su ciudad, haciendo lo que más sabe: promoviendo el Arte y la Cultura a través de distintos festivales como el de Cali Viejo desarrollado en el mes de diciembre en la popular Feria de Cali, esperando también que el destino le abra las puertas para viajar y conocer nuevas culturas.

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