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domingo, 15 de mayo de 2016

El porqué si nací en Colombia ahora soy chileno

Hace poco alguien me preguntó que si con los años que llevo viviendo en Chile, ya había adquirido la nacionalidad chilena.

Primero debo aclarar que nunca he dejado de ser colombiano. Pero también debo confesar que tuvieron que pasar muchos años para darme cuenta que soy colombiano, no por los colores de la bandera, por el himno nacional, ni mucho menos por la Selección de fútbol. Lo que en realidad me hace colombiano, son todas las calles que recorrí en esa tierra, los amigos que encontré, los vecinos de mi cuadra y de mi barrio, los amores y desamores que ahí me entregó el destino, mis profesores, mi familia, los juegos que de niño jugaba, los conocimientos que adquirí, mis lágrimas y mis alegrías que entregué, mis costumbres, los pasos que ahí dejé. Eso es lo que me hace colombiano, más que lo que dicen mis registros o mi pasaporte.

De la misma forma, hoy me doy cuenta que, independiente de lo que diga algún documento, soy chileno, porque desde que decidí inmigrar a este pedazo de tierra, también empecé a construir historias, amigos, llantos, alegrías, encantos y desencantos, adquirí nuevas costumbres; en este lado de la tierra fue donde conocí a mi esposa (colombiana), y también he adquirido más conocimientos. No importa si bailo o no cueca, no importa si canto o no el himno nacional (el de Colombia no me sé más de tres estrofas, y son 11. Eso no me hace menos colombiano), no importa si algún día tenga o no pasaporte con el huemul y el cóndor.

Las personas, como parte de esta tierra, son de donde viven y de donde hacen historia. Y afortunados son aquellos que tienen la oportunidad de construirla en muchos lados.

A la persona que me preguntó que si tenía nacionalidad chilena, le respondí entre risas: “No tengo la nacionalidad chilena, pero soy chileno… y también soy colombiano”, porque la vida me ha permitido allá dejar mis huellas, y acá también. Y si la vida me da la oportunidad de construir historia en cualquier otro lugar del mundo, qué afortunado seré por sumarle más nacionalidades a mi recorrido.

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